Un nuevo trabajo afirma que el uso indiscriminado puede alterar al propio sistema inmune, más allá de la resistencia a su acción.

Uno de los principales problemas de salud pública, acentuado durante la última década, es el de las resistencias a los antibióticos. Son muchas las enfermedades infecciosas que dependen de su eficacia y, sin estos fármacos, muchos males fácilmente curables hoy en día podrían agravarse por culpa de un tratamiento inadecuado e incluso implicar la muerte del paciente.

Sin embargo, hay otra cara de la moneda. Y es que es posible que precisamente este uso indiscriminado de antibióticos haya dado lugar a una alteración de las células del sistema inmune del ser humano, volviéndolas menos eficaces a la hora de luchar por sí mismas contra las infecciones bacterias.

Estas son las conclusiones de un reciente estudio llevado a cabo por parte del Massachussets Institute of Technology (MIT) y la Universidad de Harvard, con la colaboración del Instituto Wyss y el Instituto Broad, El trabajo se ha publicado recientemente en Cell Host & Microbe.

Se les han buscado alternativas, desde recurrir a los hongos o «pociones milenarias» hasta incluso el uso de sangre de Dragón de Komodo. Pero la realidad es que a nivel práctico los antibióticos siguen siendo el caballo de batalla de la medicina contra las infecciones, y por lo tanto, entender sus efectos a largo plazo es de primordial importancia.

Daños colaterales

En este nuevo trabajo, los investigadores quisieron desentrañar qué efectos tiene a nivel global el uso de antibióticos en el organismo humano. Para ellotuvieron en cuenta tanto los daños ocasionados sobre las bacterias que se pretenden eliminar como los potenciales daños ocasionados sobre el mismo sistema inmune.

Según Jason Yang, coautor del trabajo, los antibióticos parecen interactuar de una forma jamás pensada con las células del sistema inmune humano. Según sus hallazgos, tienen el potencial de ocasionar cambios bioquímicos y a nivel de los tejidos circundantes de las infecciones.

Para llegar a esta conclusión, se estudió a ratones infectados con la bacteria E. coli y posteriormente tratados con ciprofloxacino, un antibiótico de uso común. Al estudiar todos los efectos de este fármaco, se detectó que también existían efectos sobre los metabolitos liberados durante la infección que alteraban el metabolismo de tal forma que, finalmente, eran contraproducentes para el organismo.

De hecho, dichas alteraciones metabólicas daban lugar a un aumento del riesgo de resistencias a los antibióticos por parte de las bacterias. Asimismo, el uso de los medicamentos podía disminuir la eficacia del sistema inmune en general, ya que las células inmunes, concretamente los macrófagos, parecían luchar de forma menos efectiva contra las bacterias precisamente porque el antibiótico las «ahogaba».

Un riesgo infravalorado

Según Jim Collins, autor principal del estudio, esto querría decir que hasta el momento se han infravalorado los efectos negativos de los antibióticos sobre el organismo humano, dando por hecho que tan solo afectan a las bacterias y no a las células de los organismos tratados.

De hecho, según comenta, se ha comprobado que existen cambios contraproducentes significativos que reducirían la susceptibilidad de las bacterias frente a los antibióticos y a su vez la eficacia del sistema inmune contra dichas bacterias.

Sin embargo, los investigadores afirman que no todo son malas noticias, ya que estos hallazgos pueden mejorar la comprensión sobre cómo funcionan los antibióticos y, por tanto, pueden ayudar a planear mejor los tratamientos. En el futuro se pretenden estudiar otros tipos de antibióticos y, posiblemente, los cambios metabólicos que producen en pacientes humanos.

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