La actualidad del sector alimentario europeo ha estado marcado en las últimas semanas por el escándalo de los huevos contaminados con el insecticida fipronil. Ahora, los Gobiernos y las organizaciones agrarias se preparan para cifrar las pérdidas que va a causar esto de forma directa e indirecta en la industria.

No se han dado todavía cifras cerradas de las pérdidas, pero las organizaciones que han hecho los primeros estudios en Países Bajos y Bélgica, los dos países más afectados, suman ya más de 160 millones de euros.

En el caso delos Países Bajos, los comerciantes y agricultores estiman que la crisis, que ha provocado la destrucción de toneladas de producto y paralización de granjas, provocará unas pérdidas al sector de 150 millones.

Pero estas estimaciones contemplan hasta el momento únicamente el impacto de la paralización de 200 granjas y la destrucción de producto. El país es un mercado eminentemente exportador en el caso de los huevos y según Eurostat es el primer exportador de la UE. Las ventas fuera de Países Bajos alcanzaron el año pasado los 500 millones. Un escándalo de este tipo, en cuyo centro se encuentra una empresa local, puede afectar al futuro de las exportaciones del sector, suponiendo mayores pérdidas.

En el caso de Bélgica, solo la región flamenca, al norte del país, ha hecho sus estimaciones. Se calcula que se ha perdido en torno a 10 millones de euros con la crisis. Por su lado, las organizaciones agrarias de la región valona no ha fijado todavía la cifra, pero estima que serán también pérdidas millonarias. Bélgica es el quinto exportador de huevo de la UE, con en torno a 150 millones de euros el año pasado.

A estos cálculos se unirán los que realicen Alemania y Francia, países donde también se han detectado explotaciones con producto afectado por el fipronil.

En España, las autoridades han retirado dos partidas de huevo. La primera, hace 10 días, en Bizkaia, donde se destruyeron 20 toneladas de huevo líquido procedente de Francia. En la segunda, el pasado viernes, 50 kilos de huevo en polvo fueron retenidos en Cataluña procedentes de Países Bajos. Pese a estos casos, las aurtoridades sanitarias mantienen que no han llegado estos productos a la cadena alimentaria.

El escándalo no solo afectará a los huevos en sí, sino que tiene un impacto sobre el conjunto de la industria agroalimentaria, puesto que es un ingrediente utilizado en muchos productos. Un ejemplo de ello ha sido Francia, donde el viernes se anunció la retirada de gofres de marca blanca y que afectaron a cadenas como Carrefour, Leclerc o Leader Price.

Paralelamente a cuantificar las pérdidas, se abre también una vía judicial. La crisis alimentaria ha estallado en Europa tras un presunto fraude, puesto que en el inicio del escándalo se encuentra el uso del fipronil, un insecticida prohibido para su uso en la cadena alimentaria. Se trata de un producto que es nocivo para las personas si se consume en cantidades muy altas.

Bélgica ya ha anunciado que se presentará como acusación en la causa contra los supuestos responsables de esta crisis. En concreto, las investigaciones han señalado a la empresa holandesa Chickfriend, que había utilizado en sus corrales este producto prohibido en la UE para su uso en la cadena alimentaria. Dos de los directivos de dicha empresa permanecen detenidos desde la semana pasada. El Gobierno belga, que anunció que indemnizará a las empresas afectadas, pretende que sea la empresa la que costee estas indemnizaciones.

Tras la económica y la judicial está también la cara política de la gestión de la crisis. El estallido del escándalo coincidió con una tensión entre los Gobiernos de Bélgica y Holanda, con acusaciones cruzadas sobre el arranque de la alerta sanitaria. Finalmente, el ejecutivo holandés acabó reconociendo queel primer aviso lo recibió en noviembre, ocho meses antes.

Este hecho ha abierto una crisis política en Países Bajos que se ha cobrado la primera dimisión, la del secretario de Estado de Asuntos Económicos, Martijn Van Dam. Pese a que dejará el cargo, tendrá que acudir al parlamento a explicar su gestión, después de que todos los grupos de la oposición se hayan unido en su contra.

En otro de los países afectados, los gobiernos de algunos de los lander (Estados) han criticado la gestión del Gobierno federal. Es el caso de la Baja Sajonia, donde el Ejecutivo ha apuntado que la magnitud del escándalo podría ser tres veces mayor a la apuntada por el equipo de Angela Merkel.

En la agenda a nivel comunitario está marcado el 26 de septiembre como fecha clave por la reunión de alto nivel de la Comisión Europea, en la que se tratará la cuestión y algunos medios apuntan que se estudiarán posibles ayudas para las empresas afectadas. Hasta la fecha, el Ejecutivo comunitario únicamente ha intervenido para suavizar las discrepancias y acusaciones abiertas entreentre Bélgica y Holanda.

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